después de varias semanas sin poder coger la bici en condiciones, encontrarse con un día espectacular vale doble. desde el 2010 no había subido la estranguada ni llegado a los pozos de noja, y no recordaba ese último tramo tan embarrado y con esos traicioneros repechillos. menos mal que vanesa está acostumbrada a las emboscadas de durán los jueves... así las mías parecen poca cosa :)
la estranguada me gusta, mucho más que su vecino alto del caracol, que con esa carretera tan ancha tiene el encanto de un bocadillo de pan rallado; especialmente bonita es la parte final, con la carretera tan sinuosa amoldándose a la forma de la montaña.
los pozos de noja son unos pequeños embalses situados en un área de turbera donde se acumulaba el agua de escorrentía, y que se cerraron con un dique con el objeto de canalizar la caída de agua hasta el fondo del valle para mover la turbina de una pequeña central hidroeléctrica y generar electricidad para liérganes y alrededores.
durante la guerra civil fueron bombardeados, y hace unas décadas se reconstruyeron los diques pero ya sin fines hidroeléctricos. parece ser que se han introducido carpas y cangrejos en el pozo superior.
desde allí al norte se ve toda la marina trasmerana desde santander hasta santoña, y al sur se tiene en primer término las enguinzas, y al fondo la mole de castro valnera.
el descenso se puede hacer por distintos sitios, pero en esta ocasión elegimos la bajada más sencilla: por miera hacia liérganes y vuelta a casita en tren; la carretera de miera que baja hasta la principal del fondo del valle tiene un tramo final chulísimo, con muchas curvas cerradas sin solución de continuidad.